miércoles, septiembre 12, 2007

Live free or die hard...

…o lo que es lo mismo: si vas a hacer una nueva peli de John McClane, más te vale hacerla bien.

El problema de las secuelas es que, salvo excepciones, son innecesarias, responden a criterios puramente mercantiles y, lo peor, no superan a sus predecesoras.

Todo esto es aplicable a “La Jungla 4.0”, último episodio (hasta ahora) de la saga “Die Hard” (tenía un amigo de Philadelphia que se partía el ojete cada vez que le decía que “Die Hard” en español se titulaba “The glass jungle”).

Con una dirección mediocre (el realizador, Len Wiseman, ha sido declarado culpable de crímenes contra la humanidad por su anterior film, “Underworld Evolution”) y unas escenas de acción pasadísimas de rosca (¿un camión contra un caza? ¿y qué más?) que carecen de la clase que supo imprimirles John McTiernan en “Die Hard” (la original) y “Die Hard with a Vengeance”, la película podría haberse salvado de la quema si no fuera porque, si algo se le exige a las pelis de esta saga, es que sean jodidamente divertidas, y en este caso los primeros 60 minutos de metraje son un coñazo plagado de tópicos que ya hemos visto una y mil veces, y generalmente mejor resueltos.

De hecho, y en relación con todo esto del terrorismo informático, amenaza que pone en marcha los acontecimientos del film, mientras la veía tuve una extraña sensación de deja vu referida a “Operación Swordfish” de Dominic Senna que, sin ser un peliculón, era mucho más cool que esta última Jungla… Incluso el malo también se llamaba Gabriel, si no recuerdo mal, y era un John Travolta pasado de vueltas bastante chisposete.

La segunda hora de peli de “La Jungla 4.0” es ligeramente superior, en parte porque hay muchas explosiones, tiros, tacos y hostias, que es de lo que va todo el asunto (pero en ningún caso porque la calidad mejore en el sentido estrictamente cinematográfico).

Una pena. Con el cariño que le tengo a John McClane…

P.D: Ha llegado el momento de sacrificar a Kevin Smith. No para que deje de sufrir él, sino para que dejemos de hacerlo los espectadores… No sólo ha perdido todo el talento que se le suponía como director tras su trilogía de New Jersey y ha dejado bien claro que es un guionista de comics increíblemente sobrevalorado, sino que en esta peli vuelve a demostrar que es uno de los actores más odiosos de Hollywood. Que alguien lo arroje al río con unos zapatos de cemento, por favor…

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