sábado, febrero 02, 2008

Pudo haber sido...


Ridley Scott. ¡Ah, Ridley Scott! El director que estiró sus largos dedos de realizador y rozó por un segundo el dobladillo de la capa de Dios, y le sobrevino la inspiración arrebatada que le permitió renovar en cosa de tres años todo el género fantástico, reinventando los dos conceptos clave en que éste se sustenta: EL extraterrestre y EL futuro cercano. Desde entonces, todos los extraterrestres se parecen a su extraterrestre, y todos los futuros cercanos son calcados al suyo.

A partir de ahí, Scott no volvió a ser el mismo. No diré que no ha hecho nada desde entonces, porque está claro que “Gladiador”, “Thelma & Louise” o “Black Hawk derribado” son películas notorias… pero también es cierto que nunca ha hecho nada a la altura de sus primeras cintas, y sí muchas otras cosas que merecen relegarse al más profundo agujero negro de la memoria (véase “La teniente O’Neal” o “La sombra del testigo”).

Todo hacía presagiar que “American gangster” nos traería de vuelta, quizás sólo por un momento, a ese primer Scott capaz de lo mejor. El reparto prometía, cuando menos, solidez, y así se ha demostrado: Russel Crowe está estupendo en su papel y Denzel Washington, pese a repetir los tics histriónicos que han contribuido a los mayores éxitos de su carrera, compone un criminal memorable. La recreación de la época es notable, aunque juegue en su contra la inevitable comparación con el trabajo de tesis criminalística y ambientación perfecta llevado a cabo por David Fincher en la mastodóntica (en términos cinematográficos) Zodiac, estrenada apenas unos meses atrás. La dirección (en términos técnicos) es más que correcta, aunque no me atrevería a decir que es el trabajo de un gran director.

Pero hay reproches que hacerle al resultado final de “American gangster”. Lastres que, sin llegar a hundirla en la mediocridad (sigue siendo, pese a todo, una película digna de verse), la convierten en un nuevo ejemplo fallido del “pudo haber sido”. Y esto se debe a dos factores, en mi opinión:

-Number one: algo falla en el guión. No hay clímax, o al menos yo no lo he visto donde se supone que está. Y después de ese invisible punto álgido de la tensión argumental, la película (sus últimos diez-quince minutos) se desinfla sin remisión, en un final tan flojo que hace olvidar las virtudes anteriormente esgrimidas.

-Number two: falta personalidad. Aunque ojo, esa carencia no es sólo atribuible a “American gangster”, sino a la gran mayoría del cine negro posterior a los 70, momento en que Coppola y Scorsese se convirtieron en los metatrones del género y no dejaron más que migajas para repartir entre el resto de realizadores. Puestos a levantar una nueva producción sobre el mundo del hampa, se precisa o bien mucha solidez cinematográfica (como en “Ciudad de dios” o “Heat”, las cuales sin inventar nada nuevo consiguen una diana perfecta), o bien una nueva personalidad (el cine de Tarantino o los Cohen, que ya se han convertido en firmas ilustres y han generado su propia escuela de imitadores). Desgraciadamente, “American gangster” carece de ambas cosas.
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Pudiera parecer que disfruto ensañándome con la película. Conste que no me ha disgustado. Es, con todo, entretenida, vibrante por momentos y está bien interpretada. Pero teniendo en cuenta los nombres que figuran en los créditos, sin duda me esperaba mucho más. Tal vez ese haya sido mi error, esperar de Ridley Scott algo a mayores de lo que merece, cuando quizás “Alien” y “Blade Runner” no hayan sido sino alegres serendipias cinematográficas…

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