martes, diciembre 16, 2008

Larga vida al Western (y 2)

Lo he dicho muchas veces (y volveré a decirlo, seguro, muchas más): me flipan los western. Por eso estoy relativamente contento ya que, tras muchos años de sequía, en tan sólo unos meses hemos podido ver en la cartelera española dos muestras estupendas de dicho género. Por un lado “El tren de las 3:10” y por el otro “Appaloosa”, segundo largo como director de Ed Harris (cuyo nombre no suele mencionarse entre las listas de actores favoritos de la muchachada a pesar de que sus interpretaciones resultan siempre contundentes) después de la muy apreciable “Pollock”.


Está claro que Harris hace las películas que quiere, cuando quiere y como quiere, alejándose de modas y fórmulas comerciales (los westerns y los biopics de maestros del arte abstracto no van a desbancar en taquilla a los Harry Potters, Crepúsculos y demás), y es por eso que “Appaloosa” resulta una sorpresa tan agradable.

Viendo el cartel, el reparto y la sinopsis argumental (“dos pistoleros llegan a un pueblo para restituir la ley y hacer frente a un malvado terrateniente”), me esperaba una película violenta y dura plagada de frases lapidarias, con tipos sórdidos que no le darían un beso ni a su madre y una nueva exaltación del pistolero callado y misterioso que debe convivir con un turbulento pasado. Pero resulta que “Appaloosa” huye de ese modelo de western a lo Eastwood para hacer un retrato no amable pero sí campechano (como Don Juan Carlos, vamos) del típico hombre de acción del Oeste. Hay, por supuesto, violencia y dureza y frases lapidarias y tipos sórdidos, pero sobre todo hay una bonita historia de amistad: la historia de dos hombres que se quieren mucho (de la más heterosexual de las maneras), que nunca dudan el uno del otro y que jamás encontrarán un compañero mejor al lado del cual morir en combate. Pero además hay humor (bastante, teniendo en cuenta el tipo de película ante el que nos encontramos), una visión muy poco romántica de las relaciones de pareja y algo de ironía social.

Pero en "Appaloosa" encontramos, sobre todo, una química desbordante entre los actores protagonistas. Harris se sale en el papel de Virgil Cole, rudo pistolero que se descubre totalmente inexperto en las lindes amorosas; Jeremy Irons compone un villano pomposo y engolado que despierta animadversión y desprende patetismo a partes iguales; Lance Henriksen vuelve al cine (no sé si se fue, pero lo cierto es poco se le ha visto últimamente en la gran pantalla) dando una réplica amable del personaje que ya interpretara en “Dead man”, un cazarrecompensas que no es ni bueno ni malo, simplemente profesional; pero es finalmente Viggo Mortensen quien termina por meternos en su bolsillo con su medidísima interpretación de Everett Hitch, ayudante y mejor amigo de Cole. Una vez más, Viggo se encarama al podio de los mejores actores de nuestros tiempos (aunque, mira tú por dónde, seguro que tampoco es de los favoritos de la misma muchachada de la que antes hablaba) componiendo otro de esos personajes suyos, entre crípticos y poéticos, que continúan engrandeciendo una trayectoria imparablemente ascendente.

Mi “pero” en cuanto al casting (y a la película en general) atañe a Reneé Zellwegger, única presencia femenina destacable de la película (Ariadna Gil, como diría Aute, “pasaba por aquí”) y actriz poco agraciada (ni con talento ni con belleza) a la que hubiese sustituido encantado por alguna otra intérprete que justificase mejor el interés sexual que su personaje parece despertar en todos los pobladores de la ciudad de Appaloosa.

Un último mérito a destacar en este segundo trabajo como director de Ed Harris: su humildad. “Appaloosa” no es uno de esos westerns más grandes que la vida que tanto gustan a Kevin Costner, producciones hormonadas que sobrepasan con creces las dos horas de metraje y pretenden reunir en un solo film todo lo bueno y lo malo del ser humano. “Appaloosa” es una peli pequeña, hecha de buenas intenciones y mejores actores. No pretende llevarse premios ni hacer mucho dinero, ni convertirse en la película imprescindible en todas las listas de lo mejor del año. Quizás por eso mismo sí vaya a estar en la mía.

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