lunes, mayo 03, 2010

Misterio para soñar

“(…)
Abre la puerta, niña
Que el día va a comenzar
Se marchan todos los sueños
Qué pena da despertar
Por la mañana amanece
La vida y una ilusión
Deseos que se retuercen
Muy dentro del corazón

Soñaba que te quería
Soñaba que era verdad
Que los luceros tenían
Misterio para soñar
Hay una fuente, niña
Que la llaman del amor
Donde bailan los luceros
Y la luna con el sol

Abre la puerta niña
Y dale paso al amor
Mira qué destello tiene
Esa nube con el sol
(…)”


[Qué ignorante se siente uno cuando descubre cosas como el álbum “El patio” de Triana. Ignorante por todas esas veces en que desdeña el pasado musical de su propio país en favor de grupos que a priori parecen más molones (porque tienen nombre anglófono y por estos lares lo que suena a foráneo siempre se ha vendido mejor que lo nacional) cuando, en el mismo momento histórico, aquí había gente que hacía cosas igual de bien. O mejor. No ha sido hasta ahora, habiendo conocido su música de primera mano (y de casualidad, como ya viene siendo costumbre), que he podido comprobar lo grandes que eran estos tíos. Fusión de flamenco con rock progresivo, hacían, y a un nivel que nada tiene que envidiar a muchos de los popes británicos y estadounidenses del rock de los 70. Eran de aquí al lado, de Sevilla, y servidor nunca les había prestado atención por culpa de esa cosa tan mala (y tan inútil) llamada “prejuicios”. Pero bien está lo que bien acaba. Como el tema con que arranca el disco, titulado “Abre la puerta”, que tiene un tramo final de quitarse el sombrero.]

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