jueves, junio 03, 2010

Ligeras decepciones

Ocurre a veces que, siendo consciente de las virtudes de un producto, uno debe disentir de la buena opinión que mayores entendidos le profesan. Dos de mis últimas lecturas tebeísticas son buen ejemplo de ello. Aunque sea, claro, por cuestiones puramente subjetivas.


La primera, “Tú me has matado”, venía bien recomendada por Nemo Nadir, responsable del estupendo blog amigo “El Pequeño Misántropo en el País de los Sueños” y gran connoisseur de todo cuanto atañe a viñetas y música pop. Suscribo en gran medida su reseña de la ópera prima de David Sánchez, haciendo hincapié en la destreza narrativa del dibujante y en la potencia de su diáfano estilo gráfico, pero donde Nemo encuentra motivos para una satisfacción global yo sólo consigo ver la sombra, demasiado alargada, del “Como un guante de seda forjado en hierro” de Daniel Clowes. Personajes, situaciones, temática y atmósfera remiten directamente a la obra del norteamericano. Incluso el avistamiento de ese dios de aspecto asiático-alienígena recuerda sin discusión a la criatura marina de la rupturista obra de Clowes.

Dicho lo cual, como ópera prima me parece que este “Tú me has matado” inicia la prometedora carrera de un autor al que habrá que seguir de cerca siempre y cuando sepa convertirse en algo más que un notable copycat.

Mi segunda decepción (algo menos ligera que la anterior) es la que proviene de una de las más efusivas recomendaciones que le recuerdo al célebre blogger Álvaro Pons en su exquisita bitácora sobre tebeos “La Cárcel de Papel”. Al igual que en el caso de Nemo Nadir, las recomendaciones de Pons deben ser siempre tenidas en cuenta, aún a sabiendas de que uno no tenga por qué coincidir necesariamente en la valoración final del artículo recomendado. La experiencia, como se suele decir, es un grado.


El comic de marras, “Duelo de caracoles”, viene firmado por Pere Joan y Sonia Pulido. Escribe el primero e ilustra (dibuja se me queda corto para la ocasión) la segunda. Sobre el trabajo de Pulido no hay “pero” alguno que poner. Conocida (por mí, quiero decir) como la artista que apuntilla con sus ingeniosas imágenes-poema los artículos del escritor Javier Marías en el suplemento dominical del diario “El País”, la ilustradora emplea aquí una gran variedad de recursos directamente importados de códigos visuales paralelos al comic (o quizás habría que decir complementarios; pues las posibilidades del Noveno Arte, como dice Pons en su reseña, no terminan en el clasicismo cinematográfico de la narrativa post-Caniff) que a veces funcionan mejor y a veces peor, pero que tienen al menos el mérito de ser audaces y de intentar llevar el medio a un escalón superior al que habitualmente se resignan muchos autores.

La pega, en lo que a mí respecta, nace del texto de Pere Joan, también ambicioso, sí, pero excesivamente autoconsciente de su intelectualidad y, lo diré sin remilgos, pedante en la mayoría de las ocasiones. Mientras leía “Duelo de caracoles” no he podido, salvo en momentos puntuales, librarme del ceño fruncido y de los recurrentes suspiros de resignación provenientes de ese guión que pretende, caprichosamente, vincularlo todo con la naturaleza espiral de una concha de caracol y con la clasificación del ser humano en tipologías más o menos arbitarias que para Joan parecen muy claras y que a mí, además de falsas, me resultan antipáticas. Ese hablar en verso por capricho, ese reproducir abstracciones masculinas cual naipes de tarot, ese insertar en doble página un juego de la oca que no aporta realmente nada (por no llevarlo más allá del mero guiño) me parecen muestras de una pretenciosidad que nunca alcanza las cotas de profundidad que promete. El lenguaje presuntuoso y la pomposa pseudo-trascendentalidad de “Duelo de caracoles” no buscan sino ocultar el hecho de que Pere Joan y Sonia Pulido se proponían retratar parte de la naturaleza humana en la breve narración de una comida al aire libre (con sobremesa y digestivo paseo incluidos) para finalmente conseguir, simplemente, que uno piense que todos sus personajes son un poco gilipollas y que, con amigos así, lo normal es irte a tu casa a jugar a la PlayStation y a divagar sobre sexo, fútbol, música o pelis clásicas de ciencia-ficción. Que, al fin y al cabo, es lo que muchos entendemos por una tarde ociosa con los colegas.

O, ya puestos, leerse un comic divertido de verdad. Aunque no prometa desvelarle a uno los misterios de la vida y el universo.

2 comentarios:

Nemo dijo...

¿Mi nombre y el de Álvaro Pons en la misma frase? Usted se ha pasado.

Es cierto que Tú Me Has Matado no es una obra maestra, pero sí es un comic divertido. No sólo por la buena labor al dibujo y la eficaz técnica narrativa. También lo es por las pequeñas sorpresas que la historia depara y los giros que toma. En definitiva, porque tiene ese puntín extravagante que de cuando en cuando apetece ver y que ofrece algo distinto. Pero sí, a veces nos pasamos de vanguardistas y se hace necesario volver a un buen y viejo comic tradicional de toda la vida.

Por eso me bastó hojear Duelo de Caracoles para darme cuenta de que eso no era para mí. A veces me da la impresión de que el asunto está demasiado polarizado entre comics de superhéroes que resultan excesivamente ridículos, y comics demasiado preocupados en el artificio, y no en contar una buena historia. Queda poco espacio para un comic que simplemente luzca un buen guion y un buen dibujo. Pero cuando se encuentra... qué gozoso.

Jero Piñeiro dijo...

Naaaa, no seamos modestos. Pons es toda una autoridad, no cabe duda, pero por afinidades, filias y fobias personales, no vayas a pensarte que le hago más caso a sus valoraciones subjetivas que a las de otros bloggers, como las tuyas.

Como decía antes, sigo compartiendo lo que dices sobre "Tú me has matado" en cuanto a sus virtudes de forma aislada. Lo que pasa es que el conjunto me remite demasiado a otras obras y autores, sobre todo a Clowes (una barbaridad) y eso termina por emborronarlo y convertirlo en un ejercicio de imitación más que en una obra interesante por sí misma.

No sé hasta qué punto existe esa polarización que mencionas (yo creo que, por suerte, hay varios términos medios entre divertimento de encefalograma plano y pretenciosidad absoluta que dan lugar a muy buenas lecturas), pero está claro, al menos para mí, que "Duelo de caracoles" es un tebeo de calidad pero que peca de artificioso y pedante, sacrificando totalmente el encanto de su lectura...