viernes, noviembre 28, 2014

La terrible simetría de "Pax Americana"

"The Multiversity" es el gran proyecto actual de Grant Morrison: una serie formada por 8 one-shots, cada uno ambientado en un universo alternativo de los 52 que conforman el multiverso de DC Comics, más otros dos episodios de apertura y cierre (denominados "The Multiversity #0" y "The Multiversity #1") que ejercen de vínculo entre el resto de cabeceras. Cada título está dibujado por un artista distinto y se basa en diferentes personajes o familias de la editorial. Es una estructura que parece gustar a Morrison, similar a la empleada por el escocés en "Los 7 Soldados de la Victoria", y destinada a expandir las posibilidades creativas de la compañía y llamar la atención del lector sobre personajes menos conocidos que posteriormente podrían ser desarrollados en forma de series regulares o limitadas por diferentes guionistas. Morrison afronta el proyecto con gran libertad creativa, manteniendo sus filias y obsesiones (con el metalenguaje por bandera) muy presentes en todo momento. En EE.UU. han aparecido ya cuatro entregas de "The Multiversity": el número 0 (del que escribí por aquí unas primeras impresiones) y los dedicados a la Sociedad de Super-Héroes de Tierra-20 (una versión al estilo años 40 de la Sociedad de la Justicia), a la próxima generación de super-héroes de Tierra-16 (hijos de los actuales integrantes de la Liga de la Justicia) y a Pax Americana, el grupo formado por los personajes que DC compró a Charlton Comics en 1983 y en los que Alan Moore y Dave Gibbons se inspiraron para realizar "Watchmen".

Portada del one-shot "The Multiversity: Pax Americana".

La versión más o menos oficial afirma que el planteamiento inicial de "Watchmen" que Moore presentó a DC a mediados de los 80 era demasiado radical y chocaba con el plan que la editorial tenía para integrar a los personajes de Charlton en su continuidad. No es de extrañar, teniendo en cuenta que tras los 12 números planificados por el barbudo de Northampton muchas de las recientes adquisiciones de la compañía resultarían inutilizables. Por eso mismo Moore y Gibbons acabaron desarrollando sus propias versiones de aquellos personajes: The Question se convirtió en Rorschach, el Captain Atom pasó a ser el Dr. Manhattan, Blue Beetle fue rebautizado para lo ocasión como Nite Owl/Búho Nocturno, Nightshade se transformó en Silk Spectre/Espectro de Seda, Thunderbolt se reencarnó en Ozymandias y Peacemaker se convirtió en Comedian/El Comediante.

Primera reunión de los Crimebusters en las páginas de "Watchmen".

En "Pax Americana" Morrison se reúne con uno de los dibujantes que mejor ha comprendido y plasmado en viñetas el imaginario del guionista, Frank Quitely, con quien ya había colaborado (con resultados superlativos) en obras como "Flex Mentallo", "Los Invisibles", "WE3", "New X-Men", "Batman y Robin" y "All-Star Superman". Juntos, Morrison y Quitely desarrollan en apenas 40 páginas su particular reimaginación de "Watchmen" empleando los personajes que Moore y Gibbons tuvieron que descartar en los 80 por imposición de DC Comics. El resultado, advierto de antemano, es una de las grapas unitarias más fascinantes que un servidor haya leído en años.

Primera reunión de la Liga de la Justicia en las páginas de "Pax Americana".

(WARNING! A continuación voy a meterme a saco en los entresijos narrativos de "Pax Americana", desvelando por el camino algunas de sus claves argumentales. Quien quiera llegar "virgen" a una primera lectura del tebeo debería pasar del resto de esta entrada).

A tenor de lo leído hasta ahora, "Pax Americana" va bastante a su bola dentro del gran fresco conformado por "The Multiversity". Más allá de la aparición de ese comic-book encantado que en un momento u otro sale en todos los números (hasta ahora) del proyecto, ni la gran amenaza cósmica que servía de leit-motiv en "The Multiversity #0" ni las constantes menciones a tierras alternativas que sí eran importantes en los otros títulos hacen aquí acto de presencia de forma explícita. De hecho, para leer "Pax Americana" no es necesario haber seguido de cerca lo narrado en anteriores entregas de "The Multiversity". Lo que sí es absolutamente indispensable para captar aunque sea una mínima parte de sus intenciones es tener un conocimiento bastante preciso del trabajo de Moore y Gibbons en "Watchmen".

Richard Nixon en una viñeta de "Watchmen".

Las similitudes entre "Pax Americana" y "Watchmen" existen tanto en el plano argumental (el qué) como en el formal (el cómo). Empiezan en el propio contexto en que se desarrolla la historia: unos EE.UU. donde el último presidente electo no es el que conocemos. En "Watchmen" asistimos a una nueva legislatura de Richard Nixon en pleno 1985. En "Pax Americana" el presidente que sucede a George W. Bush en 2008 no es Obama sino Harley, víctima del asesinato que abre el tebeo, en claro paralelismo con la muerte del Comediante en la obra de Moore y Gibbons. La eliminación del presidente Harley tiene ecos evidentes del enigmático crimen cometido en Dallas contra JFK en 1963. Serán precisamente las palabras de Kennedy las que cierren el comic en sus últimas páginas.

George W. Bush (a la izquierda) en una viñeta de "Pax Americana".

Hay infinidad de guiños visuales a "Watchmen" en las páginas de "Pax Americana": desde el cartel anunciando la colonia creada por Nightshade (referencia inequívoca a la Nostalgia de Veidt que usaba Laurie Juspeczyk) hasta la construcción de una fortaleza mediante la manipulación de la materia por parte de Captain Atom, pasando por la visita de Nightshade a su madre, una ex-heroína retirada.

The Question caminando junto a un anuncio de Future Bomb, la fragancia creada por Nightshade.

Un frasco de Nostalgia, la colonia creada por Adrian Veidt, en la portada del número 9 de "Watchmen".

En "Pax Americana", Captain Atom construye de la nada tres torres en la Zona Cero del World Trade Center.

En Watchmen el Dr. Manhattan erige en Marte su personal fortaleza de la soledad.

Izquierda: Nightshade visita a su madre en "Pax Americana". Derecha: Espectro de Seda hace lo propio en "Watchmen".

Al igual que ocurre en cada capítulo de los 12 que conforman "Watchmen", "Pax Americana" contiene una cita (del poeta neoyorkino Delmore Schwartz en este caso) alusiva a los efectos del tiempo y de la que se extraen las palabras que ejercen de título para el episodio ("In which we burn"). En "Watchmen" estas referencias literarias o musicales se encontraban en la última viñeta de la última página de cada número. En "Pax Americana" la cita de Schwartz está en la portada, cuya ilustración se corresponde (tal y como ocurría en la maxiserie dibujada por Gibbons) con la primera viñeta de la primera página del tebeo.

Detalle de la portada de "Pax Americana" con la cita de Schwartz.

Página 4 de "Pax Americana" con el titulo del capítulo.

Las páginas de "Watchmen" estaban estructuradas sobre una plantilla rígida de 3x3 viñetas que podían combinarse para formar cuadros mayores, pero que respetaban las líneas principales de esa cuadrícula. En "Pax Americana" la cuadrícula es prácticamente siempre de 4x4, permitiendo esas mismas asociaciones para crear viñetas de mayor (o menor) tamaño.

Ejemplo de cuadrícula de 3x3 en una página de "Watchmen".

Ejemplo de cuadrícula de 4x4 en una página de "Pax Americana".

Sin embargo, hay tres planchas en las que no se respeta esta disposición de 4x4: son las páginas 6, 28 y 36. Las dos primeras son, con certeza, pequeñas traiciones perpetradas por Quitely para poder amoldar la narración a la página manteniendo el ritmo que el dibujante quería imprimir a cada escena: no molesta en absoluto, y además resulta que en ambos casos Quitely nos regala unos fabulosos travelings alla Winsor McCay que recuerdan (sobre todo el primero) a anteriores colaboraciones del dibujante con Morrison.

Descenso de escaleras en la página 6 de "Pax Americana".

Descenso de escaleras en una doble página del número 5 de "All-Star Superman".

Hay un montón de travelings en "Pax Americana". En ocasiones más de uno por página. Junto con el zoom (a veces con leves variaciones de ángulo) y los omnipresentes flashbacks y flashforwads, se trata del recurso narrativo más empleado por Morrison y Quitely en el tebeo. En ocasiones estos travelings acompañan al movimiento de uno o varios personajes por la escena; otras veces guían la vista del lector por un escenario en donde los personajes permanecen fijos. Es un recurso con más de un siglo de antigüedad, pero  a mí me sigue pareciendo no sólo increíblemente moderno, sino también una forma elegantísima de solucionar la cantidad de escenas puramente dialogadas que contiene "Pax Americana" (un comic con poca acción, en realidad, para los estándares habituales del género super-heroico).

El clásico traveling de la escalera en el "Little Nemo in Slumberland" de McCay.

Traveling para un ascenso de escalera en "Pax Americana".

Las páginas 12 y 13 suponen el ejemplo más exhaustivo de lo que ambos autores pueden lograr empleando los recursos antes mencionados (traveling y saltos temporales) en una misma escena. Esta doble página narra tres momentos distintos de la historia de "Pax Americana" que tienen lugar en un mismo escenario. Es el lector el que debe discernir en qué momento tiene lugar cada una de las viñetas y cuál es el orden cronológico de los hechos. Para ello resulta decisivo el uso del color, que adquiere tonalidades diferentes para adaptarse a la luz de cada momento (diurna, nocturna con iluminación artificial y nocturna con la luz de una linterna).

Páginas 12 y 13 de "Pax Americana". Al completo.

Selección de viñetas con la primera escena (cronológicamente) de las páginas 12 y 13 de "Pax Americana".

La segunda escena de la misma doble página...

...y finalmente la tercera.

A nivel narrativo, esta doble página resulta uno de los momentos más exigentes con el lector de "Pax Americana", haciendo gala de una sofisticación formal difícil de encontrar en un comic de super-héroes. De hecho, me recuerda más a páginas de títulos como "Gasoline Alley" o "Jimmy Corrigan: el chico más listo del mundo" que a cualquier tebeo mainstream que haya leído últimamente.

Página de "Gasoline Alley" de Frank King.

Página de "Jimmy Corrigan: el chico mas listo del mundo" de Chris Ware.

La página 36, la última en que se altera la plantilla de 4x4 viñetas, contiene un momento especialmente significativo del tebeo: en ella se agita la cuadrícula para demostrar cómo uno de los protagonistas percibe el funcionamiento de las cosas. El personaje se hace de pronto consciente del llamado Algoritmo 8, la estructura que delimita su realidad: percibe la cuadrícula y comprende cuál es su función dentro del relato. Es el mismo personaje que años después (pero páginas antes) enunciará una frase crucial para entender tanto este tebeo como la obra global de Morrison: "in comic books we trust" ("confiamos en los comics"), una reinvención metaficcional del lema impreso en los billetes de dólar norteamericanos, "In God we trust" ("confiamos en Dios").

La cuadricula se agita.

Viñeta de "Pax Americana".

Detalle del billete estadounidense de 1 dólar.

Tal y como sucedía en "Watchmen", la última viñeta de "Pax Americana" señala directamente a la primera. En la obra de Moore y Gibbons este recurso venía asociado a su estructura cíclica, simbolizada en numerosas imágenes de naturaleza circular (el smiley, la esfera del reloj, el símbolo del átomo de hidrógeno, etc.). En "Pax Americana" la estructura, sin embargo, es la de un 8 (o un símbolo de infinito). Es la cinta de Möbius que Captain Atom, el sosias del Dr. Manhattan, identifica en las páginas 12 y 13 del comic-book maldito que recorre todos los títulos de "The Multiversity". Casualmente esas mismas páginas, pero en "Pax Americana", conforman las tres escenas plasmadas en 32 viñetas que comentaba unos párrafos más arriba.

Morrison nos explica "Pax Americana" a través de un personaje omnisciente.

"Si hay un patrón...": el líquido y la S en el título de la revista forman un 8. ¿Lo ves?

El 8 es el símbolo que más se repite en "Pax Americana", pero no es el único. La paloma, tradicionalmente asociada con la paz, se muestra en varias ocasiones relacionada con la sangre y la muerte, dentro de una evidente contradicción.

Viñetas extraídas de diferentes páginas de "Pax Americana" en las que aparece la paloma como un motivo visual asociado a la muerte. La viñeta de en medio en la tira inferior contiene además un 8 claramente dibujado con sangre.

Lo fascinante, llegados a este punto, no es tanto que el tebeo comience y finalice con la misma imagen, sino el hecho de que sus escenas puedan (y deban) recorrerse en ambas direcciones para un mejor entendimiento de los acontecimientos. El primer indicio ya lo encontramos en las tres primeras páginas del comic, narradas como un rebobinado cinematográfico que inevitablemente me lleva a pensar en la película "Memento" de Christopher Nolan.

Magnicidio rebobinado en las páginas 1, 2 y 3 de "Pax Americana".

En la página siguiente el orden de lectura se vuelve convencional al tiempo que los personajes que interrogan a Peacemaker le ofrecen al lector la segunda clave: "Hemos visto las grabaciones. Hacia atrás. Hacia adelante. Nada tiene sentido". Al igual que en el film protagonizado por Guy Pearce, en "Pax Americana" existe una escena que se lee hacia adelante (el interrogatorio a Peacemaker) mientras el resto se nos presentan hacia atrás.

3 viñetas de la página 4 de "Pax Americana".

La presencia de un busto de Jano, deidad romana con dos caras (cada una mirando a un lado opuesto de su perfil), dios de las puertas, de los comienzos y los finales, subraya esta necesidad de leer el comic en ambos sentidos.

El busto de Jano, otra de las imágenes recurrentes de "Pax Americana".

La constatación definitiva de que la comprensión de "Pax Americana" reside en el orden de lectura llega con el monólogo que Captain Atom enuncia en la página 14. Una traducción propia y posiblemente imprecisa de sus palabras sería: "Estoy pensando en cómo se ve nuestro universo desde una perspectiva dimensional más elevada. Plano (...) Completo y sin embargo siempre comenzando y terminando. Siempre diferente. La historia es lineal, pero puedo saltar por las páginas en cualquier orden, en cualquier dirección. Hacia adelante a tiempo para la conclusión. Hacia atrás hasta la escena inicial. Los personajes permanecen inconscientes de mi escrutinio, pero sus pensamientos son transparentes, sin peso en pequeñas nubes. Éste es el aspecto que tiene un continuo bidimensional para vosotros. Imaginad el aspecto que vuestro mundo tridimensional tiene para mí."

Captain Atom explica su visión de un mundo tridimensional mientras lee "Ultra Comics", el tebeo maldito que recorre "The Multiversity".

Ésta no es la primera vez que Morrison escribe al Captain Atom (o Captain Adam) de Tierra-4. La misma encarnación del personaje aparecía en varias páginas de "Superman Beyond", el complejo tie-in (metaficcional a tope) de la "Crisis Final" escrita hace años por el escocés. Es muy habitual que Morrison emplee personajes vistos en algunas de sus obras en el transcurso de otras, conformando una suerte de Morrison-verso dentro del propio multiverso de DC: el Superman dorado de "JLA Un Millón" era el mismo que entregaba la rosa de Nuevo Kripton a Kal-El en el número 5 de "All-Star Superman"; los Sheeda, villanos de "Los Siete Soldados de la Victoria", hacían una breve aparición en "JLA: Clasificado"; Damian Wayne, el hijo de Bruce y Thalia al Ghul que Morrison presentó en su larga andadura en "Batman", es uno de los protagonistas de "The Multiversity: The Just"... Si uno rastrea las conexiones y los cameos de personajes entre los títulos escritos por Morrison para DC Comics, es bastante sencillo identificar todos sus guiones desde "Doom Patrol" y "Animal Man" hasta "The Multiversity" dentro de una micro-continuidad propia con la que el escritor continúa jugando.

Superman y Captain Atom/Adam en una viñeta de "Superman Beyond" dibujada por Doug Mahnke.

No es el único guiño que podemos encontrar a trabajos previos de Morrison en "Pax Americana". La creación de la Liga de la Justicia de Tierra-4 está inspirada en los comics por los que el Presidente Harley siente devoción. En la primera reunión del super-grupo, el Sargento Lane sostiene en sus manos un ejemplar de "All-Star Superman" y otro de "JLA: Tierra-2". Casualmente, dos tebeos que tienen lugar en sendos universos paralelos de DC, lo cual confirma que las ficciones de un universo pueden ser la realidad de otros, a un nivel mayor que el ya manifestado en "The Multiversity: The Just" (donde Damian Wayne y Chris Kent encontraban un ejemplar de "The Multiversity: Society of Super-Heroes").

Viñeta de "Pax Americana" y detalle de la misma.

Portada de "JLA Tierra-2", por Frank Quitely.

Portada del número 10 de "All-Star Superman", por Frank Quitely.

Una de las referencias más crípticas del comic, que se me escapó en todas las lecturas y que sólo he podido identificar gracias a una posterior investigación en internet, es la mención que The Question hace a "the soldier and the hunchback" ("el soldado y el jorobado"). Se trata de una obra de Aleister Crowley, el mago al que tanto Morrison como Moore han estudiado y citado numerosas veces en el pasado. El libro de Crowley (que se puede leer en inglés AQUÍ) es, hasta donde he podido entender, un ensayo sobre las virtudes del escepticismo en el que el soldado está representado visualmente por el signo ! (exclamación) y el jorobado por el signo ? (interrogación = pregunta = question).

The Question cita a Aleister Crowley.

"Pax Americana" se publicó en EE.UU. el pasado 19 de noviembre. A estas alturas lo habré leído unas diez veces y con cada relectura sigo encontrando nuevos detalles y referencias que se me habían escapado en los acercamientos anteriores. Estoy convencido de que se me quedan un montón de cosas en el tintero y que si escribiese esta misma entrada dentro de un mes su extensión sería mucho mayor y la profusión de información sería todavía más abrumadora. No conviene olvidar que estamos ante un tebeo de 40 páginas. ¡SÓLO 40 PÁGINAS! Cuando se publicó "Watchmen" en 1986, Moore esperaba que tanto los lectores como los creadores de comics interiorizasen sus hallazgos formales para transportar al género super-heroico a un nuevo nivel de excelencia. La decepción del barbudo de Northampton debió ser monumental cuando se percató de que la siguiente generación de escritores y dibujantes se había quedado en la superficie de su propuesta (héroes tarados ultraviolentos) sin asimilar ninguna de sus sutilezas narrativas. Es bien sabido que a Moore le disgusta Morrison, posiblemente por ser el guionista de comics que más se ha esforzado a lo largo de los últimos 25 años por ocupar el trono que el inglés ostentó en la década de los 80 (para muchos sigue siendo el mejor guionista de comics de todos los tiempos), pero creo que si Moore dejase a un lado sus problemas de ego y leyese "Pax Americana" despojándose de sus prejuicios (hacia Morrison, hacia el género y hacia cualquier autor de tebeos que no sea él mismo), encontraría innumerables motivos para sentirse orgulloso, por fin, del legado de "Watchmen".

Esta página es flipante.

"Pax Americana" es mi tebeo favorito de cuantos he leído a lo largo de 2014, tanto en inglés como en castellano. Es muy posible que ECC lo publique en España a lo largo del próximo año, junto al resto de entregas de "The Multiversity". Por una vez, espero que se respete el formato de grapa y que la colección aparezca en nuestras librerías de forma serializada, con cada título publicado de manera individual (con cadencia mensual, a ser posible). Hasta entonces aún me quedan por delante infinitas relecturas en su versión original, hacia adelante y hacia atrás, para disfrutar del talento de Grant Morrison y Frank Quitely y para fascinarme y devanarme los sesos con el ¿irresoluble? misterio del Algoritmo 8.

sábado, noviembre 22, 2014

Viñetas de otoño

Escribía hace poco, en esta entrada, acerca del fenómeno que los nipones denominan tsundoku y de cómo me estaba costando despachar la pila de tebeos pendientes de lectura... y sus correspondientes reseñas. Aprovechando que he tenido unos días (más o menos) libres, me he puesto manos a la obra para rebajar considerablemente la lista de deberes comiqueros y plasmar, escuetamente y a vuelapluma, mis impresiones. El orden de esta batería de reseñas es puramente alfabético, y aunque algunos de los títulos mencionados son novedades muy recientes, otros ya tienen unos cuantos meses a sus espaldas:

Batman: El Tribunal de los Búhos
Guión: Scott Snyder. Dibujos: Greg Capullo, Rafael Albuquerque.
ECC Ediciones. Cartoné. 352 págs.


Invocar al canon cuando uno se refiere al Caballero Oscuro es un sinsentido. En los 75 años de aventuras del Hombre Murciélago existen casi tantas aproximaciones como autores, y aunque todas son defendibles en cierto modo (incluso el Batman de Adam West tiene sus apologistas), cada uno de nosotros tiene en su cabeza una visión concreta de cómo debería enfocarse al cruzado de Gotham City (algo así postulaban, ya en 1973, Frank Robbins y Dick Giordano en la excelente historia "El Batman que nadie conoce"). Después de la confusa y psicotrónica etapa de Grant Morrison narrando las aventuras del icono de DC Comics, el relanzamiento editorial bautizado como los Nuevos 52 puso al frente de las andanzas del Murciélago al guionista de fama creciente Scott Snyder y al dibujante Greg Capullo (mano ejecutora de Todd McFarlane en el "Spawn" de este último durante más de 150 episodios). Éstos alejaron al álter ego de Bruce Wayne de los triposos viajes espacio-temporales del escocés alopécico y lo devolvieron al terreno urbano y a la mezcla de género negro, terror gótico y alta tecnología que lo aproximan a mi imagen mental ideal del Caballero Oscuro (de hecho, si tuviera que elegir una sola encarnación del personaje, algo así como el Batman sublimado, ésta sería la serie de animación de los años 90 debida a Paul Dini y Bruce Timm).


"El Tribunal de los Búhos" comprende los 11 primeros números de la nueva colección regular (la titulada simplemente "Batman") más un Annual dedicado a Mr. Freeze y tangencialmente ligado a la trama del gran arco argumental principal. Bien escrito y mejor dibujado, este tomo editado con primor por ECC (al contrario que su inconveniente grapa mensual dedicada al personaje) supone un inmejorable punto de contacto para quienes deseen subirse por vez primera al carro gothamita (asumiendo, claro está, que TODO EL MUNDO sabe a estas alturas quién es el Cruzado de la Capa y por qué hace lo que hace), y una alegría para todos aquellos que echábamos de menos a un Batman más preocupado por los asuntos humanos que por los metahumanos. Aunque es cierto que la cosa empieza ligeramente mejor que como termina (algo muy habitual en los guiones escritos por Snyder), el resultado es a todas luces notable: el escritor de "American Vampire" se las arregla para ampliar la mitología que rodea al héroe y crear nuevas amenazas que enriquezcan su pintoresca galería de villanos, introducir multitud de escenas de acción espectacularmente resueltas por Capullo y ahondar en la personalidad de Batman/Bruce Wayne y en su relación con la ciudad que ha jurado proteger. Habiendo disfrutado en inglés de las dos siguientes sagas de la colección ("La Muerte de la Familia" y "Año Zero"), espero con mucho interés la continuación de esta edición de lujo por parte de la depositaria de los derechos de DC Comics en nuestro país.



Battling Boy: El Momento de Aurora West
Guión: Paul Pope. Dibujos: David Rubín.
Ed. DeBolsillo. Rústica. 160 págs.


Paul Pope recluta al artista multimedia J.T. Petty y al dibujante gallego David Rubín para afrontar el spin-off de su última creación, "Battling Boy" (que hasta el momento sigue siendo uno de mis comics preferidos de 2014). Por dimensiones, número de páginas y uso del blanco y negro, la primera entrega (de dos) de los orígenes de Aurora West recuerda al formato tankõbon japonés; una decisión que a mí personalmente no me entusiasma. Si hace unos años Rubín me parecía un autor de talentos sobredimensionados por la crítica especializada nacional, desde la publicación de la segunda parte de "El Héroe" se ha convertido en uno de esos nombres a seguir haga lo que haga. De hecho, el ourensano sigue dibujando de maravilla, con ese estilo gráfico y narrativo que reúne enseñanzas de Jack Kirby, Frank Miller, Frederik Peeters, Craig Thompson y del propio Pope, entre otros. De ahí que, tras alucinar hace unos meses con sus tintas y colores en las grandes páginas de "Beowulf", estas miniaturas grises me resulten un tanto insatisfactorias. A veces el tamaño sí importa.


En cuanto a la historia, "El momento de Aurora West" ejerce de precuela para lo narrado en "Battling Boy", indagando en el pasado de su protagonista y en la relación de ésta con su padre, el héroe científico Haggard West. Pese a tratarse de un tebeo con vocación juvenil, "El momento de Aurora West" es una lectura ágil y refrescante para adultos (o anomalías de edad mental imprecisa como un servidor). Carece del factor sorpresa de "Battling Boy" y rebaja un par de puntos su sentido de la maravilla (que era estratosférico), pero es un digno spin-off del título principal al que aún le queda otra mitad para demostrar todo su potencial. Teniendo en cuenta que aún no le he leído un tebeo malo a Pope y que "El Héroe" de Rubín pasaba en su segundo tomo de "comic entretenido" a "obra maestra", mis expectativas para "The Fall of the House of West" siguen estando muy altas.



Bella Muerte
Guión: Kelly Sue DeConnick. Dibujos: Emma Ríos.
Ed. Astiberri. Cartoné. 160 págs.


Comencé a leer "Pretty Deadly" (el título de "Bella Muerte" en EE.UU.) hace unos meses en formato digital, más o menos cuando comenzó a publicarse en su edición original, pero la dejé a la altura del número 3 porque sentía que mi nivel de inglés no era suficiente para enterarme de todo lo que Kelly Sue DeConnick y Emma Ríos (otra artista gallega conquistando las Américas) intentaban contarme. Por eso esperaba con muchas ganas la edición española a cargo de Astiberri, recopilando el primer (y único hasta la fecha) arco argumental de la colección. Para mi sorpresa, la traducción al castellano a cargo de Santiago García (un nombre que es garantía de un trabajo bien hecho) no ha simplificado mi relación con el guión de "Bella Muerte". El problema, creo, provenía de mis expectativas previas hacia la serie. Yo me esperaba un western fantástico que encajase con el perfil (digamos) convencional de mis series preferidas en la actual Image; títulos como "Zero", "Saga", "Velvet" o "Southern Bastards", que si bien tienen un claro componente autoral, son más o menos tradicionales en términos narrativos. "Bella Muerte", por el contrario, es un tebeo muy libre, ajeno a los postulados del comic mainstream USAmericano, plagado de diálogos crípticos y con una carga lírica y onírica muy fuerte.


El dibujo de Emma Ríos conjuga elementos del manga y del comic independiente norteamericano con un acabado muy visceral, y sin embargo poético, dotando a las escenas de acción de un dinamismo salvaje. A veces me pierdo un poco en sus planos detalle, pero no cabe duda de que sus composiciones de página, potenciadas por los elegantes colores planos o casi planos de Jordi Bellaire, son una gozada. Esta misma poética y visceralidad inundan a nivel global la lectura de "Bella Muerte", hasta el punto en que, sintiéndome en ocasiones perdido o fuera de la narración, no puedo dejar de asombrarme ante la cantidad de grandes momentos que atesora el comic. El balance final es engañoso: "Bella Muerte" es un título que maravillará y horrorizará por igual a distintos lectores dependiendo de sus filias y fobias. Está al mismo tiempo mucho más próximo a la línea editorial arriesgada e independiente de Astiberri y al concepto que puedan tener en oriente del shonen sobrenatural que a los títulos bandera de Image Comics, y me sorprende muchísimo que haya sido un éxito de ventas al otro lado del charco. "Bella Muerte" tiene un punto pretencioso que me irrita. Y un sustrato mitológico, con aires de tragedia griega, que me fascina. Si debo ser sincero, a estas alturas todavía no tengo claro cuánto me ha gustado y cuánto, simplemente, me ha sorprendido: ambas cosas no son necesariamente lo mismo.


  
Fatale: Al Oeste del Infierno
Guión: Ed Brubaker. Dibujos: Sean Phillips.
Panini Comics. Cartoné. 112 págs.


Panini Comics prosigue con la edición en castellano de la penúltima maravilla debida al tándem Brubaker/Phillips (la última, por ahora, es el arranque de "The Fade Out", también para Image Comics). Este tercer tomo recopilatorio, publicado en lujoso formato de tapa dura al igual que los precedentes, contiene las entregas 11 a 14 de la serialización original estadounidense. Se trata de cuatro relatos ubicados en distintos lugares y momentos históricos (la Norteamérica de la Gran Depresión, la Europa medieval, el Lejano Oeste de finales del siglo XIX y la Alemania de la Segunda Guerra Mundial), que añaden unas gotas de western, género bélico y metalenguaje (gracias a ese personaje que representa a un anciano H.P. Lovecraft) al entramado de serie negra y horror tentacular sobre el que se erige la narración.


Poco se puede añadir a esta alturas acerca del buen hacer de Brubaker a los guiones y de Phillips a los lápices y tintas. "Fatale" concluye en su número 24 estadounidense, por lo que aún quedarían otros dos volúmenes en castellano por publicar, y si la calidad continúa siendo tan alta como hasta ahora no me cabe duda de que el tiempo la situará como uno de los trabajos más destacados no sólo del dúo creativo que ya deslumbró con "Sleeper" o "Criminal", sino del moderno tebeo comercial estadounidense.



Parker: Matadero
Guión y dibujos: Darwyn Cooke (adaptando la obra literaria de Richard Stark).
Ed. Astiberri. Cartoné. 104 págs.


La cuarta adaptación de una novela de Richard Stark (nom de plume del novelista Donald E. Westlake) llevada a cabo por Darwyn Cooke ("DC: The New Frontier", "Catwoman") es también la más breve y, por así decirlo, anecdótica. Lejos de la complejidad de anteriores entregas, "Matadero" simplifica al máximo su argumento: el criminal protagonista huye de la escena de su último robo y, tras un aparatoso accidente de tráfico, acaba acorralado por un grupo de mafiosos y policías corruptos que buscan arrebatarle el botín en un parque de atracciones cerrado durante el invierno. Parker es un personaje de una sola pieza, un arquetipo de serie negra cuya gracia consiste precisamente en su incapacidad para la redención y en su condición de superviviente. Como una fuerza de la naturaleza, Parker no evoluciona dramáticamente ni tiene grandes debates internos sobre sus acciones y las consecuencias de éstas. Parker es simplemente Parker.


Que "Matadero" sea el tomo de "Parker" que menos me ha gustado es algo que merece matizarse. Los tres títulos anteriores ("El cazador", "La compañía" y "El golpe") fueron fabulosos, sobre todo el segundo; éste sólo me parece muy bueno. Sigue siendo un placer detenerse en cada plancha salida del lápiz y el pincel de Cooke y maravillarse ante su maestría en la puesta en página, su portentoso sentido del ritmo y su alucinante economía visual. El volumen incluye además una historia corta, "El 7éptimo", que supone la última incursión del guionista y dibujante en el universo literario de Westlake, hasta el punto de que a día de hoy todavía no se sabe si Cooke seguirá adaptando las andanzas de Parker en nuevas entregas o si ya ha dado por concluido ese ciclo de su carrera profesional. Lo cual sería una auténtica lástima: yo quiero más Parker.



El Resurgir
Guión: Scott Snyder. Dibujos: Sean Murphy.
ECC Ediciones. Rústica. 232 págs.


Fui siguiendo en formato digital la publicación de "The Wake" (el título en inglés de "El Resurgir") durante su serialización en los EE.UU. hasta su octavo número, y en aquel momento me estaba pareciendo el mejor trabajo hasta la fecha de su guionista, Scott Snyder (el mismo que firma "Batman: el Tribunal de los Búhos"). El hecho de que el dibujante fuese Sean Murphy, un autor que me cautivó con "Punk Rock Jesus", sumaba (y mucho) a favor de este comic. El anuncio de su publicación en España por parte de ECC Ediciones me animó a esperar a su aparición en castellano para releerme del tirón los capítulos ya conocidos junto al final de la maxiserie, y ahora por fin puedo valorar la obra en su conjunto. Por poner un poco en antecedentes y sin spoilear demasiado: "El Resurgir" parte de una premisa que conjuga terror abisal y ciencia-ficción (un poco de "Abyss" y otro poco de "Deep Blue Sea") para dar en su ecuador un gran giro de timón y derivar en una aventura post-apocalíptica a caballo entre "Waterworld" y "Xenozoic Tales". Snyder combina un montón de ideas con (un leve) trasfondo científico con mitos del folclore marino de distintas culturas en un popurrí que hubiera dado para mucho más en una serie regular: hay al respecto una elipsis en las primeras páginas del capítulo 9 que resulta especialmente llamativa.


La lectura del tomo español de "El Resurgir" me ha dejado un sabor agridulce. Más allá del notable apartado gráfico, en el que se echa de menos algo más de personalidad en el diseño de personajes y criaturas (los sires son todos idénticos independientemente de su tamaño), el guión no profundiza en muchos de sus aspectos más interesantes y ofrece un final rocambolesco de difícil digestión. Da la impresión de que Snyder ha querido abarcar demasiado y su creación se le ha ido de las manos. "El Resurgir" empieza bastante bien y prosigue incluso mejor, pero se desinfla en su tercio final y se convierte en un agradable tebeo del montón. Esperemos que a la nueva serie de creación propia de Snyder, la prometedora "Wytches" de Image Comics, no le acabe pasando lo mismo.



Revival. Vol. 1: Estás entre amigos
Guión: Tim Seeley. Dibujos: Mike Morton.
Ed. Aleta. Rústica. 128 págs.


"Revival" nos lleva hasta Wasau, en el centro rural de Wisconsin, donde un día las personas allí fallecidas durante esa misma jornada vuelven a la vida. Ante la estupefacción de la comunidad científica y las reacciones (apocalípticas e inevitables) de los distintos colectivos religiosos, estos resucitados regresan con sus familias y tratan de reintegrarse en el día a día de la localidad. A primera vista los retornados siguen conservando sus recuerdos y personalidades intactas, pero el inicio de una serie de sucesos extraños induce a pensar que el incidente tendrá aún más consecuencias de las ya evidentes. Con Wasau acordonado por las autoridades federales y los medios y la opinión pública pendientes de cualquier nueva información que arroje algo de luz sobre el inexplicable fenómeno, el sheriff local pondrá a su hija mayor, la agente Dana Cypress, como encargada de dirigir la unidad dedicada a tratar cualquier crimen o conflicto relacionado con los resucitados.


Con la publicación de "Revival" Aleta se apunta un tanto al sumar a sus licencias de Image en España ("Prophet", "Sex", "Glory" y el universo "Invencible") otra de las colecciones regulares de la editorial con el logo en forma de i. Espero que la serie vaya bien de ventas y eso les anime no sólo a continuar con la publicación de los siguientes tomos, sino también a la adquisición de otros títulos del sello norteamericano que quizás no interesen a las mayores editoriales patrias. Series como "Nailbiter", "Manifest Destiny", "Bedlam" o "Copperhead", cuyos autores no tienen en principio el tirón comercial de los Brubaker, Hickman, Remender o Vaughan, no deberían quedar inéditas en nuestro país, y Aleta me parece una seria candidata a publicarlas por estos lares. Sobre el comic en sí, puedo decir que este primer tomo me ha dejado buen sabor de boca: si bien el dibujo de Morton es puramente funcional y carece de cualquier atisbo de personalidad artística, el guión de Seeley propone un punto de partida con muchas posibilidades y resuelve la presentación de personajes con acierto. Veremos cómo prosigue este prometedor cruce entre "Les Revenants" y "Fargo".


Seconds
Guión y dibujos: Bryan Lee O'Malley.
Ed. DeBolsillo. Rústica. 336 págs.


Bryan Lee O'Malley, responsable del sorprendente "Scott Pilgrim", demuestra en su segunda obra una madurez y una consistencia artísticas de las que carecía su ópera prima, que empezaba de forma discreta y en cada nuevo tomo daba un pequeño salto cualitativo hacia la excelencia. A cambio, "Seconds" pierde en desparpajo y frenesí conceptual. La notable evolución del dibujo, el inteligente uso del color y una narrativa muy sólida, con algunos interesantes hallazgos formales (la protagonista pudiendo escuchar al narrador en off, por ejemplo, tal y como ocurría en la película "Más extraño que la ficción"), consiguen que pasemos por alto la ausencia de esas innumerables referencias al manga, el rol y los videojuegos que hacían de "Scott Pilgrim" una obra de marcado carácter generacional. "Seconds" es un tebeo mucho más contenido y, hasta cierto punto, convencional. Y quizás por eso mismo consiga agradar a un público al que "Scott Pilgrim" no estaba destinado.


El argumento de "Seconds" presenta a Kate, chef en el restaurante que da nombre al comic, cuya relación con su novio acaba de irse a pique y su sueño de abrir un restaurante propio parece cada día más lejano. En estas circunstancias conocerá a Lis, un misterioso espíritu que habita el Seconds y que posee unas setas mágicas que otorgarán a Kate la posibilidad de deshacer errores pasados y reescribir su vida como si de un comando Ctrl + Z se tratase. Con esta premisa, que recuerda al estupendo film de Richard Curtis "Una cuestión de tiempo", O´Malley nos habla de las segundas oportunidades (el título es un triple juego de palabras), los sueños que dejamos escapar y la necesidad de afrontar con valentía las consecuencias de nuestros actos. De madurar, en definitiva. Algo que, desde el punto de vista artístico, el autor parece estar haciendo de maravilla.